Los Hermanos Musulmanes
Hablar de Egipto esconde una sombra permanente, como aquel el fantasma de Marx sobre Europa. Los Hermanos Musulmanes.
Mubarak se aferra a una transición con el fin de reducir la influencia de los Hermanos Musulmanes sobre los acuerdos políticos. La oposición, sin líderes, ve en la Hermandad Musulmana la única organización estructurada con liderazgos desde los años 20, y por lo cual, no prevé una salida sin ellos. Estados Unidos habla de incorporar a todos los sectores políticos en una transición pacífica, incluyendo a Los Hermanos Musulmanes.
Sin embargo todos ellos los rechazan. Nadie se quiere tomar la fotocon ellos. Pero les temen. Saben que guardan el peso específico necesario para desbalancear cualquier resultado político en Egipto. Aunque no sea un movimiento mayoritario (se calcula su peso en anteriores contiendas electorales en un 20% de las simpatías), tienen la suficiente capacidad de convocatoria para llevar todo acuerdo político al caos.
Un cierto romanticismo en la izquierda antiglobalización cultiva simpatías por todo movimiento que huela a Tercer Mundo, que desafíe a los mercados neoliberales, el imperio norteamericano con toda sus barbaries y el guerrerismo occidental (incluido sobre todo a Israel).
Especialistas muy serios en el tema del Medio Oriente proponen incluir en las negociaciones a los HHMM, aunque éstos hayan declarado la Yihad (Guerra Santa) contra Occidente y toda su cultura, promuevan la sharría, no nominen mujeres ni coptos cristianos en sus filas, apoyen militarmente a Hamas, suscriban las acciones de Hezbollá, Al Quaeda o el 11S, esperen un imperio mundial del Islam sobre los “infieles”, y no nieguen la pertinencia del terrorismo contra todo objetivo occidental.
Creo que todos les tienen miedo. Ellos tienen lo que debe tener toda organización con vocación de violencia: Minorías convencidas de su destino supremacista, capacidad de inmolación, capacidad de regenerarse.
De tal modo que si la violencia islamista emancipará a Egipto de los vicios occidentales, poco importa el diálogo como objetivo y fin de la práctica política. El diálogo solo es una táctica coyuntural.
Cerrada la lógica islamista en esos principios, los moderados entre los HHMM, quienes habían ganado posiciones en los años 90, terminaron siendo un capítulo transitorio, dentro de la estrategia instrumental y voluntarista de la organización.
Mubarak, incapaz de comprender la naturaleza de la lógica violenta (quizás porque también es un actor violento, de tipo institucional), destruyó la última facción minoritaria y moderada de los HHMM, expulsando a la organización de unas elecciones fraudulentas, arrestando a algunos de sus líderes, arrinconándolos en una suerte de limbo social y político desde el 2009.
Los HHMM, como José encerrado y vendido por sus hermanos, como Job puesto a prueba por el mismísimo Eterno, interpreta su destino como parte de un relato que termina con el único final feliz posible: el predominio del Islam en el mundo.
Los acontecimientos en Egipto catapultan el relato destinista de los HHMM, y los convierten en lo que nadie más quiere: la víctima resucitada, ahora camino al poder total.
¿Qué hacer?¿Seguir arrinconándolos? Si. Pero el arma fundamental es la misma que ellos usan contra nosotros, los civiles, los aspirantes a la igualdad social, la democracia, los derechos de la mujeres , la prosperidad económica, la ecología y el pacifismo: El Corán. El Corán y los principios humanos fundamentales que anidan en él.
Haber convertido el Corán en un arma de destrucción no es culpa del Corán. Es culpa de un mundo que mira a otro lado mientras que se bombardea a los musulmanes, se les quita sus recursos, se empobrecen sus futuros, se los inhabilita para la paz y se les pone de regreso en la esperada desesperanza del fatídico cultural. El principio compasivo de El Corán es el principio mismo de la tolerancia, los derechos de sus mujeres, el derecho a la vida, el multiculturalismo... Sus pensadores han sido prolíficos en ese sentido durante 1500 años.
Volver al siglo V, creer que es posible regresar moral y políticamente al tiempo de Mahoma, es una negación de la divinidad en el ser humano.
El espíritu humano vino a la tierra para evolucionar. Porque todo está en movimiento. Regresar no es el camino. Cuando Moisés, un profeta fundamental del Islam, recibió la Torá, le fue dicho “Y La recibirás hoy como La recibirás el resto de los días”. Este es el principio dinámico que convierte la dominación en libertad.
Así que la democracia, la convicción, el diálogo, el ejemplo compasivo, la construcción colectiva, debilita las almas solitarias del islamismo, más que la Operación Plomo Fundido.
Egipto, por primera vez en 20 años en el mundo musulmán, tiene de nuevo esa oportunidad. Construir una Democracia, no como las rancias democracias europeas de mercado, sino como el ejemplo de una humanidad por venir.